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  Hogueras de San Antón
 
Como cada 17 de enero, en muchos pueblos de España se celebra la festividad de San Antón.
Antonio Abad nació sobre el año 512 en el bajo Egipto. Sobre los 20 años vendió todas sus pertenencias y se dirigió al desierto para purificar su espíritu por lo que no necesitaba posesiones materiales, dormía en un sepulcro y estaba siempre rodeado de animales, ya que les gustaba mucho y siempre los cuidaba; es por ello que se le considera patrón de ellos. Se cree que murió a los 105 años y dió orden de que sus restos fueran a parar a una tumba anónima, sin embargo, sus reliquías fueron trasladadas a Constantinopla y más tarde acabaron en territorio frances.

En cada rincón de nuestra provincia se hacen hogueras en San Antón y se llevan las mascotas a la iglesia para ser bendecidas.

Hay pueblos como Abrucena, Armuña, Fiñana, Cantoría.... que celebran sus fiestas patronales en estas fechas.

En Abrucena tienen lugar la noche del 16 de enero. En dichas hogueras se queman zarzas y muebles antiguos. Los jóvenes también tienen la costumbre de saltar por encima de las mismas. En dichas hogueras se suelen reunir las familias y amigos del mismo barrio a comer los típicos buñuelos con chocolate elaborado por las mujeres más ancianas del pueblo.
En Armuña celebran 
misa en honor al Santo y una procesión por las calles del pueblo en la que se tiran roscos de pan. Después el ayuntamiento invita a los vecinos y visitantes a unas migas que hacen los  vecinos del pueblo acompañadas de gañifa, pimentón, pimientos secos etc. además de vino del lugar. Es un día de convivencia entre todos los habitantes y visitantes del pueblo.

Antiguamente existían otras tradiciones en torno a este día. El pueblo celebraba la noche de la víspera del santo con las tradicionales hogueras, alrededor de las mismas los jóvenes bailaban y saltaban sobre las ascuas. Era costumbre cantar canciones e historias y leyendas del Santo. Otra tradición ya extinta es que se compraba un cerdo con fondos de la comunidad, el cual vagaba por las calles del pueblo, y en la casa que se metiera tenían la obligación de alimentarlo. Durante un año completo el cerdo deambulaba por las calles, y cuando se volvía a celebrar el día de San Antón, se rifaba o vendía.


En Cantoria El día 17 de enero es el día de San Antón, patrón de Cantoria. Las fiestas tienen lugar la noche del 16 al 17, con las famosas carretillas y múltiples hogueras.

El día 16 por la tarde se sacan las figuras de San Cayetano y San Antón, en una procesión que es recibida en la iglesia con las primeras carretillas en honor de los santos. "¡Estas para el santo!" se puede oír. Es la llamada procesión del carretillero.
Meses antes, los amigos se reúnen en su polvorín para fabricar las carretillas. La carretillas son canutos que antes eran de caña y ahora son de cartón, "canillas" de distintos diámetros, rellenas de un preparado compuesto de pólvora y limadura de hierro. Antes de rellenar la canilla, se le hace el "oído" (pequeño agujero que queda en un extremo) con ayuda del "atacador" y la "tetina" y luego se añade la mezcla de pólvora y limadura, esta vez usando sólo el atacador, con golpes contados como "pares". Una vez cargada la carretilla, se le hace un tapón de greda (el mismo material que se empleó para el oído) y ya está lista para ser probada y ver si las proporciones de los "pares" han sido apropiadas, pues es ahí donde está el secreto de una buena carretilla, que no debe explotar ni elevarse, sino mantenerse a ras del suelo, colear mucho y no estallar.

 

Las distintas peñas y agrupaciones compiten para ser ellos los productores de las mejores carretillas, que tiran al llegar la esperada noche del 16 de enero. Cada peña fabrica gran cantidad de carretillas. Días antes, se puede oír a los carretilleros probando su trabajo y, ya la víspera de San Antón, los vecinos se afanan en proteger sus puertas, ventanas y fachadas, pues éstas pueden acabar, como poco, tiznadas.

Gruesas ropas e incluso cascos protegen a los que salen con sus "talines" cargados de carretillas, para pasar la noche tirándolas y alternando con los amigos en las distintas casas, donde se les ofrece comida y bebida. Así, quienes no se atreven a participar en la fiesta en la calle, disfrutan de la misma bajo techo.

La tradición de las carretillas se mantiene viva entre los jóvenes igual que hace años. Antes era costumbre "pasar los santos por las lumbres"; para ello los "santeros" (mozos que habían hecho alguna promesa), se envolvían de harapos untados de greda. Los santos eran mecidos y "bailados" y posteriormente llevados al río para ser limpiados. Esta práctica desapareció al considerar la iglesia que las imágenes corrían peligro.

En Padules el Chisco es lo que abre las fiestas al caer la noche. Una montaña de leña da comienzo a una larga noche en la cada uno puede llevar su comida (carne y embutidos para asar)aunque el ayuntamiento también aporta gran cantidad.Un de las noches
más gélidas del año se vuelve cálida con el calor de las hogueras, de los amigos y el típico "zurrache" (vino artesano,natural, carente de químicos que se realiza en las casas) y con todos estos ingredientes transcurren risas y fiestas al grito de ¡Viva San Antón!¡Viva Padules! 

El dia siguiente comienza con la diana y el pasacalles de la banda de Padules, para dar paso un poco mas tarde a la misa ceremonial en honor al santo. Durante la jornada discurren distintos eventos menores, tales como exposiciones de arte de la zona, baile acompañado por la banda de Padules, juegos infantiles, terminado el dia con el castillo de fuegos artificiales y el cierre de madrugada con  una orquesta.

La siguiente jornada comienza con la procesion y misa por el santo, recorriendo el pueblo con la imagen de San Antón, para volver mas tarde a la puerta de la iglesia. Suele ser característico el concurso de vinos artesanales, un agradable respiro del ajetreo festivo para relajarse con las catas de los vinos autóctonos, toda una delicia para los aficionados y/o conocedores del buen vino. La noche llega con el baile de mano de la banda de música, y el esperado "sorteo de la marranica". El evento consiste en la rifa de un cerdo, a la cual puede contribuir cualquier visitante o paisano. Antiguamente para estas fiestas, se adquiria un lechón, y durante todo el transcurso del año era llevado por el pueblo de puerta en puerta, de vez en cuando, para que cada cual alimentara al animal como quisiera. De esta forma todo el pueblo contribuía a la crianza, a la espera de las fiestas de San Antón y la consiguiente rifa.

El ultimo dia acaba con la tirada de cohetes y la paella municipal, todo ello sazonado de la mano de la orquesta de turno.

Con este post he querido acercaros un poco a una de las tradiciones mitad religiosa, mitad pagana de nuestra provincia, y que conozcais un poco de las fiestas de nuestros pueblos.

La información es en parte mia y otra recogida de las webs de los distintos ayuntamientos de almeripedia.

Si algunos os acercais por estos pueblos podeis dejar vuestras impresiones y fotos en los comentarios.

 





 
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